Culo inquieto

Ya han pasado dos años desde que llegamos a California tras un paréntesis de otro año viviendo y trabajando en Madrid. El blog sigue su curso, esta vez más centrado en este "life'changing event" que nos está pasando. Y como siempre (o casi)el blog sigue llegando...¡¡¡EN ESPAÑOL!!! Sumamos y seguimos, y añadimos un nuevo miembro a nuestra familia: Sarita Do-Fernández.

sábado, 26 de abril de 2008

De mochila y aventura a mecedora y barbacoa

El estilo de vida cambia con los años, o al menos en el caso de Vinh (mi querido marido) y la que suscribe así está sucediendo. Tal y como él dice, estamos más domesticados, y es que ayer mientras paseábamos, me confesó aquello que, hoy por hoy, le hace suspirar: una barbacoa y una mecedora con reposa-pies. Y yo, mientras escuchaba sus dos deseos, el objeto de sus delirios, no podía dejar de pensar en aquel Vinh, con la mochila literalmente a la espalda, que hace 8 o 9 años suspiraba por recorrer Europa. Mi chico aventurero y con ansias de ver mundo ahora cambia su reino por un otomán y una barbacoa para el jardín. El cambio ha debido de ser gradual y ni siquiera sé cuándome azotó a mí. Empezaría cuando aún viajábamos pero comenzamos a cambiar los hostales por hoteles, y de ahí pasamos a los "resorts", para culminar con este embarazo que nos va a convertir en padres. Cambiamos las compras desenfrenadas en Zara y H&M por la sección de saldo de Baby Gap, Carter´s y Children´s Place. Los bares de tapas por BabiesRUs. Los caprichos por la hipoteca. Las vacaciones en otro continente por el seguro de vida y el plan de pensión.

sábado, 5 de abril de 2008

Pasteles y Mentiras Piadosas

Ayer viernes mis niños y yo hicimos "Thunder Cake", o pastel de trueno. Como durante la semana habíamos leído el libro con el mismo título de la autora Patricia Polacco y los pobres niños están fritos con tanta preparación para el test estatal que se avecina en unas tres semanas, las profes de 2º decidimos hacer algo divertido, y lo fue, en especial porque tuve que aderezar la experiencia con una mentirijilla, de esas que en América son "blancas" (white lies) y en España piadosas. Como había tantos niños mezclando harina, manteca, huevos, chocolate, levadura, azúcar, agua y el ingrediente secreto, pasta de tomate, era difícil asegurarse de que las cantidades que estaban poniendo en los cuencos eran las adecuadas. Y como tampoco confiaba en que el pastel saliera como debía, la tarde anterior me fui al Safeway (supermercado tipo Mercadona) y compré un pastel igualito a lo que el nuestro debería haber sido, que por supuesto, los niños no supieron diferenciar del que pusimos en el horno de la sala de profesores y que hizo las delicias de hispanos, vietnamitas, filipinos, africano-americanos y españoles por igual. Además lo decoramos con fresas. ¿Alguien da más? Pues sí, la que suscribe.
En un acto de amor infinito a mis niños, después de que sonara el timbre y de que todos se hubieran ido a casa, me fui al horno, saqué el pastel que olía que alimentaba y me corté un pedacito, incluso dos valientes más se atrevieron a probarlo conmigo. Estaba málísimo. Creo que el tomate se apoderó de la esencia de vainilla, el azúcar y el chocolate sin miramiento ninguno y entre risas y un poco de pena por mi parte, he de admitir, el pastel acabó en la basura.
Esta mañana me he querido probar a mí misma que sí es posible hacer un pastel de chocolate como Dios manda. Claro está que esta vez no le he puesto el ingrediente secreto. De momento, a falta de unos 5 minutillos para sacarlo del horno, la casa huele como deben oler los sueños más dulces de cualquier niño o mayor golosón. No voy a tirar cohetes de momento después de la experiencia de ayer. Además hoy ni siquiera tengo plan B por si no sale bien. Pero algo me dice que Vinh y yo nos lo vamos a zampar no en un acto de fe sino de gula pura y dura, sin mentiras