Culo inquieto

Ya han pasado dos años desde que llegamos a California tras un paréntesis de otro año viviendo y trabajando en Madrid. El blog sigue su curso, esta vez más centrado en este "life'changing event" que nos está pasando. Y como siempre (o casi)el blog sigue llegando...¡¡¡EN ESPAÑOL!!! Sumamos y seguimos, y añadimos un nuevo miembro a nuestra familia: Sarita Do-Fernández.

miércoles, 30 de julio de 2008

Ya llegó...

...la cosa más guapa del mundo, llorona a veces, súper tranquila otras, y siempre algo que nos maravilla cuando la miramos. Pronto subiremos vídeos, en cuanto pueda disfrutar de otro momento de calma de esos que tanto escasean en las últimas horas (y que no suene a lamento, que por ahora, no me importa en absoluto estar tan ocupada).
Para no ser la típica mami tostón que llena los emails y el blog de fotos sin fin, aquí dejo e enace del álbum electrónio con todas las que por el momento hemos hecho, y en esta entrada un breve aperitivo de mis 3 fotos favoritas:



miércoles, 23 de julio de 2008

Normal...

Último día normal, de mi vida normal, de nuestra vida normal. A partir de mañana, "mamiconchi" estará aquí con nosotros. Tras ella, estará Sara. Luego, Conchi se marchará, y estaré yo sola con Sara, y Vinh trabajando. Ya nada será lo mismo. Y aunque en el fondo todo cambia y nada se queda siempre en el mismo lugar ni en el mismo estado, no puedo evitar despedirme de este último día de normalidad con cierta... no, no es tristeza, pero con un guiño a algo que sé que se va y que no vuelve.
Luego vendrá otra normalidad, rara al principio, no me cabe duda, extenuante, emocionante, pero normalidad con la que nos familiarizaremos Vinh y yo. Y a esta nueva normalidad no puedo evitar recibirla con alegría, con ilusión, un poco de incertidumbre y miedo al mismo tiempo que emoción.

lunes, 21 de julio de 2008

Compartir

La fecha en la que conoceremos a Sara se va aproximando a ritmo vertiginoso. El momento en que ese día llegue, se terminó mi relación de exclusividad con mi niña. Ahora sólo yo tengo el provilegio de sentir cada movimiento que hace, cada hipo, cada patada, cada bofetón que me da con sus mini-manos, sus mini-codos y sus mini-pies. Sólo yo me levanto, me ducho, me acuesto y nado con ella. Sólo yo y mis sonidos le somos familiares. Cuando Sara abandone la "nave nodriza" todo el mundo la verá, la sentirá, la escuchará, la mimará. Se acabó mi Sarita sólo para mí. Tendré que compartirla con toda la gente que ya la quiere.
A lo mejor en ese momento vuelva a acordarme un poco de mí, dado que últimamente me da la sensación de que me he olvidado de quién soy, de quiénes somos Vinh y yo, aparte de los padres de Sara, unos padres que cada día ultiman detalles para que todo esté más que listo para su llegada a casa. Sin ir más lejos, ayer fue nuestro aniversario de boda. 5 años ya. Parece mentira cómo pasa el tiempo. Y sin embargo, ninguno de los dos nos acordamos hasta bien cerca del día. Ya habíamos planeado una comida que no cancelamoscon unos amigos de Vinh. No celebramos nada los dos solos, ni nos hicimos regalos, ni fotos, pero sí carantoñas al final del día. Pasamos la tarde comprando yogures desantados para Conchi y toallitas desinfectantes, y nos acurrucamos en el sofá viendo la tele y acariciando mi tripa como si fuera la bola de cristal en la que se ve el futuro. Ni grandes galas, ni puestas de sol en la playa, ni románticos paseos. Simplemente Vinh, Sara, yo, y la eterna espera que compartimos. Tampoco es una manera tan terrible de pasar el aniversario ni estos últimos días de exclusividad, ¿no?

martes, 15 de julio de 2008

Un nuevo rol


Que todo cambia es algo que se repite hasta la saciedad. Los hay que dicen que nada se pierde, sino que simplemente se transforma. Puede que así sea, y que yo me esté transformando en otra cosa que no sé si me vendrá grande, o como anillo al dedo, o me quedará como a un santo le quedan dos pistolas. Hasta ahora he sido siempre hija, y no madre, aunque en la jerga de la familia Fernández-Jorquera, eso se ha traducido de innumerables formas, a saber:
Para Manolo he sido y soy una/la: bruja, moñigo, pendón, trastornada, Susana, Susi, hija...
Para Conchi: cariño, cabra loca, moco lindo, cardo borriquero (e invariablemente Susana, Susi, hija...)
Para Juan y Juli: chatilla, Susanita, dama de las camelias, americana...

Y, ¿cómo se deja de ser todo eso para ser otra cosa? No sé si me voy a acostumbrar a dejar de ser la niña pequeña de la familia. Esta Sarita me va a desplazar, no por ser el centro de atención, que lo será, sino porque cuando ella por fin sea lo que tiene que ser en este mundo, me va a transformar a mí también. Como le decía Mafalda a su madre, ambas se graduaron (una de hija y otra de madre) el mismo día, y la una no puede ser sin la otra.

lunes, 7 de julio de 2008

¿Dónde estás, Esperanza?

Si el otro día hablaba de "espera", hoy tengo que hablar de su prima "esperanza". Y es que yo no sé si caduca, si se va y luego puede regresar, o si se marcha para nunca volver. No debería ser esto último. Estamos hablando de "esperanza", y bien es sabido que es lo último que se pierde. Pero claro, al mismo tiempo, cuando todo el mundo a mi alrededor parece no tener mucha, me pregunto si yo tengo esperanza en demasía, o si soy una pobre infeliz e ilusa alma cándida que se niega a ver lo que los demás señalan y apuntan como algo concreto. Vinh y mis padres parecen haberla perdido, y no sé si en sus casos volverá. Yo me niego a perderla. La guardaré en una cajita, al lado de mi almohada, por la que pasan los sueños. La esperanza de volver, aunque no sepa ni cuándo ni como. Si pierdo esa esperanza, creo que lo perderé todo. Me da un poco lo mismo si otros lo ven como un engaño o como un mecanismo de supervivencia, porque sea lo que sea, lo necesito para seguir. Que mis padres y Vinh la hayan perdido no significa que yo también lo tenga que hacer. No todavía. No así.

jueves, 3 de julio de 2008

A la espera

Creo que todos nosotros siempre estamos esperando en la vida: esperando eventos, esperando a gente, esperando en general. Y aunque el dicho afirma que el que espera, desespera, y ese no es mi caso, sí es cierto que tanta espera empieza a ponerme nerviosa, pese a estar de vacaciones y muy relajada de no ser por el devenir de los minutos. Esperamos a Conchi. Apenas 20 días para recogerla en el aeropuerto. Esperamos que la ecografía del día 9 de julio corrobore que el alien está cabeza abajo. Esperamos a Sara, cómo no. Hemos estado esperando ya 36 semanas, y ahora que supuestamente sólo quedan 4 semanas, la espera se nota más que nunca. Esperamos que esté perfectamente bien. Espero que mi padre no se ponga demasiado nervioso ni ansioso, o que lo sobrelleve bien. Espero noticias de los amigos que se fueron a España. Espero a los que regresan poquito a poco en estos meses de verano. Espero que la navidad llegue pronto. Espero poder seguir escribiendo en el blog. Espero tener tiempo para Vinh. Espero hacerlo bien como mamá. Espero tener inquietudes más allá de la maternidad, y espero seguir esperando cosas, muchas cosas de la vida.